Delicias de la vida en solitario

El viernes fue mi acto de colación, ese en el que te hacen entrega de el título tamaño XXXXXXL que tanto sudor, sangre y lágrimas me costó conseguir.
Suena el despertador a las 7 am, yo dí vueltas en la cama porque soy re piola y
pongo el despertador unos minutos antes para después quedarme dormida. Cuando volví a abrir los ojos eran las 7.45, salté de la cama y me fui a bañar.
Salí de la ducha, me empecé a vestir así rápido, rápido. Bombacha, corpiño, medias, pantalón, musculosa, polerita ... todo venía bien hasta que llegó el coso ese hippie chic que me costó un huevo.
El problema que tenemos un poco las adelgazadas es que si bien algunas partes del cuerpo se reducen, otras como la espalda quedan igual, porque claro si sos de huesos grandes adelgazada, es porque sos de huesos grandes de verdad. Y claro yo nunca habia calculado el grosor de la polera abajo del coso hippie chic. Entonces teniendo ya puesta la polera, me intenté poner el coso hippie chic. Me lo pasé por el cuello, pasó uno de los brazos, el segundo entro medio complicado pero pasó. Yo creí que iba bien hasta que me di cuenta de que no podía mover uno de los brazos y que el coso hippie chic me había quedado todo toricdo.
Nerviosa, empecé a tratar de sacármelo. Tiré primero de un brazo, después del otro. Nada. Intenté sacármelo por el cuello, por arriba, por abajo, por la derecha, por la izquierda, por el medio, por el centro, por adentro y nada. Me encomendé a las deidades de la ropa. Le recé un padre nuestro y 3 Aves María a Coco Chanel,a Kenzo, Oscar de la Renca, Roberto Cavalli y a los coreanos explotadores de Flores y nada de nada. Me acosté, me paré, me puse de cuclichas y nada de nada. El coso hippie chic seguía en el mismo lugar.
Fue exactamente en ese momento que me metí el hit de Independient woman y de yo puedo todo solita, bien ahí adentro y admití que agunas veces, como esa, hubiera estado bueno contar con alguien que te agarrara de las mangas y tirara para arriba.