viernes, 30 de octubre de 2009

Y cuando me estaba acostumbrando ...

Sí finalmente después de como 4 meses me estaba acostumbrando a buscar mis remeras en dos cajas que estratégicamente metí arriba del mueble ese que hay que arreglar, a encontrar mis bombachas en una caja de nikes que me compré en agosto, a poner la ropa sucia en una bolsa grande de Falabella con lugar a designar (es decir que siempre está por ahí tirada), a usar siempre los mismos 3 jeans que lavo religiosamente cada fin de semana en lo de Madre y Padre, a que el departamento me coma los sacos y abrigos que siempre se esconden cuando los necesito, a guardar mis zapatos en un bolso arriba de ese mismo mueble que hay que arreglar para que la cuadrúpeda no se ensañe con los pobrecitos.
Una vez que había aceptado el temita de que los marcos de las puertas y ventanas estuvieran despintados, que los zócalos estuviesen salpicados con pintura de cuando pintó Gustavo y hasta habría llegado a pensar que eso era verdaderamente arte así como si lo hubiera hecho Marta Minujín. Consentí también que el coso del baño para tirar la cadena estuviera sin terminar, que la can me hubiera comido el chirimbolo con las vaquitas de San Antonio para poner el cepillo de dientes y el dentífrico que me había comprado cuando caminaba por Palermo, que la ventana sin cortinas del cuarto tuviera la persiana atascada por lo que el sol empieza a entrar tempranito, tempranito ….
Sí una vez que había aprendido a convivir con todo esto …. ¡Volvió el Señor! ¡Sí, sí, sí el Señor mañana vengo ha regresado! Adiós piso reluciente (bueno con medianamente limpio yo me conformo, tampoco mintamos así descaradamente), adiós orden (bueno caos de solterita), adiós relativa prolijidad (cof esto ya es insostenible jamás de los jamases fui prolija cof), adiós encontrar las cosas donde las dejaste …….
¡HOLA SEÑOR ALBAÑIL! ¡No sabe cuánto me alegra que coexistamos la obra y yo en el mismo lugar y al mismo tiempo! Eso sí, debo confesar que algo de todo esto sí me agrada…. ¡Ahora cuando pierdo algo puedo echarle la culpa a alguien más verosímil que Tomasita!

miércoles, 28 de octubre de 2009

Solterita .... Soltera ... Solterona?

Ayer a la noche llegué temprano a casa, a eso de las 9. Cociné, me peleé con Tomasita, salvé a Mugre de las garras de la cuadrúpeda unas cuantas veces y comí en la mesa de la cocina mientras leía la biblia de las mujeres. Sí, estoy hablando de Cosmo. Cosmo pero como de consultorio porque era como de hace tres años. Como es obvio, yo sólo la miro porque a mí todos esos tips y consejitos que son reeeeeeeee fáciles me resultan más difíciles que cruzar a nado el Canal de la Mancha. Como cuando te explican lo fácil que es tener el pelo perfecto. Dice que es de lo más sencillo y cuando empezás a leer son 18 pasos y 33 productos los que necesitás. ¡Ma’ dejame de joder! ¡Yo que ni peino y me acomodo las mechas un poco cuando llego a la ofi recién!
Una vez que terminé de comer, me acordé que Madre me había dado una licuadora. Abrí la heladera, saqué algunas frutillas que tenía preparadas en un bol con jugo de naranja, las metí adentro del artefacto, le agregué azúcar, saqué el ron que había quedado de una fiesta que había hecho en agosto, lo metí junto con hielo y licué la cosa.
A los pocos instantes tenía el brebaje conmigo. Lo serví en una de esas tazas enormes, como las que se usan para meter el cerael, y me fui a la cama. Terminé mirando la tele brebaje en mano. Obvio que tomé solita, no le iba a dar a Tomasita ella es menor de edad y yo bajo ningún concepto le doy alcohol a los chicos. ¡Habrase visto!
Cuando terminé con el brebaje tuve una interesante discusión mental conmigo misma cuyo resultado fue el siguiente mensaje que le escribí a mi amiga: Empecé a beber sola por las noches. Temo que esto sea, como la comida, un camino sin retorno. Si a los 45 me ves con calzas de leopardo y pinta de labio sobre los dientes en algún boliche, por favor matame.
Cinco minutos después de tan fuerte declaración me quedé dormida. Tenía alcohol en sangre y la tele prendida.

lunes, 26 de octubre de 2009

La Milanesa Tester

Desde hace un tiempo desarrollé una especie de modo de testeo que llevo a cabo casi inconcientemente cada vez que conozco o salgo con un chico.
Si me remonto a los albores de mi existencia, se puede apreciar que este tester tiene un prototipo en mis 16 ó 17. Una muestra gratis de esto se puede recavar cuando una joven versión de mi salía a bailar por ahí. A veces se me acercaba algún flaco y me decía algo así:

Flaco: - Hola, ¿cómo te llamás?
Andre (con cara de asco, porque yo de pendeja era medio ortiva):- Andre ¿y vos?
Flaco: - Pedro.
Andre:- Ah mirá ….
Flaco: - ¿Y estudiás o trabajás?
Andre:- Estudio, tengo 16.
Flaco:- Parecés más grande
Andre (en esa época me ponía contenta por esos comentarios):- Ah mirá!
Flaco:- ¿Y de que signo sos?
Andre (Zeus! ¿Qué hora es? Pará, ahora cuando llego a casa … a ver qué hay. Ah! Sí hay galletitas de agua, también manteca y dulce de leche. También hay queso. Ayer Madre fue a comprar”) : - Perdoná me fui, ¿decías?
Flaco: - Nada que de qué signo eras….
Andre:- Ah, eso. Sí, interesante pregunta. Capricornio.

Bueno la cosa es que mi disfuncionalidad y mi falta de tacto para tratar con tipos fue creciendo y perfeccionándose conmigo. Y como me dice Psicoloca eso de que una siempre tiene que prestarle atención a las señales de su cuerpo, después de unas cuantas salidas con señoritos mi cuerpo dejó de hacerse el enigmático y me reveló una máxima que dice más o menos así:

“Si salís con un chico y en algún momento pensás o sentís ganas de comer una milanesa, listo estás en un camino sin retorno. Despedite ya, andá a tu casa y encendé el horno” (No importa qué tipo de milanga sea. No se discrimina por sexo, credo, religión, ni nada. No interesa que sea de soja, pollo, carne, mozzarella, al horno, frita, a la napolitana, suiza o lo que sea. Basta con que sea milanesa.)

De más está decir que con Pablo, el labrador después de la cuarta o quinta vez que dijo la palabra “CITA” que empecé a pensar en milanesas de todos los colores, ¿no? Y eso que todavía no habíamos entrado al cine a ver la de Darín que en una de las primeras escenas violan y matan a una chica de veintitantos y yo me puse a pensar que no conocía a Pablo y que qué si era uno de “ésos”, eh? ¿Qué si era un asesino serial que paseaba por las plazas para buscar sus víctimas, eh? Después de todo ¿quién conoce a este tal Pablo, eh? ¿Qué sé de él además de que tiene un perro que se llama Gutiérrez, eh? Ay, ay!!! ¡ME QUIERO IR A MI CASA A COMER MILANESAS EN PANTUFLAS YA!

viernes, 23 de octubre de 2009

Por si no te quedó claro, estamos hablando de una CITA

Miré el reloj de la compu decía 6.30. La apagué. Me metí en el baño con la mochila grandota. Me cambié la remerita por una de esas de más de salir, me saqué las zapatillas y me puse zapatitos, me acomodé un poco los rulos –había humedad, tampoco pidamos imposibles-, cacé el rimel y el brillito (que es lo único que me siento capacitada para usar), me embadurné un poco, me tiré un poco de perfume y salí rapidito de la ofi para no levantar sospechas. Odio cuando alguien te pregunta “ah vas a salir, eh?” y “qué carajo te importa si voy a salir o no! Acaso te tengo que pedir permiso, eh! Metete en tus cosas querés. Si quisiera que te enteres te habría contado.” Pienso, obvio que no digo todo eso, pero lo pienso.
Fui hasta la parada del 92. Me lo tomé. Como llegaba temprano me bajé unas paradas antes. “Tampoco es cuestión de llegar 10 minutos antes”. Me metí en el baño del Village, ese que está entrando por el Mc Donalds. Sonó el celu.

Voz en el teléfono:- Andre! ¿Me pareció o entraste en el Mc Donald’s? ¿Pero no habíamos quedado que la cita era acá en la puerta cuando hablamos hoy a la tarde?
Andre:- (¡Dios! ¡Pablo, el del labrador me vio! ¿Puedo ser tan pelotuda?) Ay! sí perdoname ….. (no tengo que decirle que me metí acá para hacerme la linda, no no no) es que…. Es que …. Es que necesitaba hacer un pis (“hacer un pis?” Dios! Yo intuía que era disfuncional… ¿pero tanto?). Bueno esperame que ya bajo.
Bajé y lo vi. Pablo estaba raro, no sé. Para empezar tenía traje. Todo bien con los de traje, pero me gustan más los villeritos así de jean y remera. ¡Y estaba afeitado! Eso era lo raro. Pablo dejate la barba de días por Zeus!. Querida, dejá de boicotear todo, como siempre. No tiene nada de malo que la gente sea prolija.

Andre:- ¡Ay, hola Pablo! Perdoná, pero necesitaba ir urgente al baño.
Pablo, el del labrador (sin el labrador, obvio):- No, todo bien. Estás linda. El no jogging te queda bien también.
Andre:- (Colorada) Ay! gracias… esteeee vos estás raro (¿y ese comentario? ¿Había necesidad?)……. Eh peeeero raro bien, ojo….. raro bien….
Pablo:- Ah! Bueno menos mal me quedo tranquilo…… Entonces ¿sabés qué vamos a ver al final? El cine es como un clásico de las primeras citas….
Andre:- Mmmmmm ¿“El secreto de sus ojos"? Dicen que está buena.
Pablo:- Dale buenísimo. ¿Vamos a sacar las entradas?
Andre:- Vamos.
Pablo:- Hace mucho que no tengo una cita. Estuve de novio unos cinco años.
Andre (nerviosa):- Ah!!!! Mirá vos ….. ¿y hace mucho que terminaste?
Pablo:- Y más o menos, de hecho esta es la primera cita después de la ruptura…
Andre (nerviosa):- Ah! Mirá vos …. (¿podés dejar de repetir la palabra “cita”? ¡La dijiste 28 veces en menos de 5 minutos, nene!)
Pablo:- Sí, me es como raro … pero vos me hacés sentir como tranquilo. Como que no tengo nervios de cita.
Andre (más nerviosa) :- (Dios mío! Callate querés! ¿Cita? ¿Qué cita? Yo no voy a citas. Yo salgo con gente, qué sé yo …. ¡Pero no son citas! Sólo de pensar en la palabra me da nervios…) Bueno es que puesto en esos términos como que da más nervios, no sé. Son salidas, Pablo, para conocer gente, nada más ….. relajate (ja! Y ahora yo le digo relajate como si yo pudiera! Zeus, soy lo más)
Señor que vende las entradas: - Son 2 tickets para “El secreto de sus ojos” a las 21. Fila J. Asientos 8 y 9.
Pablo:- Dejá yo invito. Es la primera cita…..
Andre:- Bueno, gracias Pablo ….. (PERO POR LO QUE MÁS QUIERAS ¡DEJÁ DE DECIR LA PALABRA CITA!. Yo ya entendí que estamos en una. Vos claramente también. El Señor que vende las entradas se percató. Es más cualquiera que nos ve lo entiende. A ver Pablo …. Somos dos personas que se arreglaron un poco para verse, se conocieron hace poco y están yendo juntos al cine …. Estamos medio nerviosos, somos torpes, nos chocamos y nos separamos, hablamos boludeces ….. Querido …. tenemos un letrero luminoso con la palabra “CITA” ……… Así que NO LO DIGAS MÁS, QUERÉS!!!)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Plaza del reencuentro

Y te digo que la cosa es así, aparece cuando menos la esperás. Cuanto más te preparás menos salen las cuestiones, te lo digo yo que de esto no sé mucho por no decir bueno, nada.
La cosa fue que ayer a la tarde la psicoloca me llamó para cancelar la sesión. Entonces como no tenía nada que hacer me fui para casa. Llegué, le abrí la puerta del patio a la cuadrúpeda que me hizo el rito de la fiesta consistente en: “te persigo, te ladro, te salto, te muerdo los pantalones y te desato los cordones de las zapatillas”. Y como todavía era temprano y me daba como lástima, agarré y la llevé a la plaza. Obvio que me cambié antes. Yo ni bien llego a mi casa si no voy a salir más me empijamo. Ando en pantuflas si es invierno o en patas si es verano …. Pero me saco toda esa ropa. Entonces me saqué los jeans, me puse la joggineta, me até el pelo y fui feliz de nuevo.
Salí para la plaza y cuando llegué lo ví a Pablo, el del labrador (“boluda, para qué te pusiste el jogging”- pensé). Obvio que me hice la tonta para ver si él hacía algo. Entonces Pablo se acerca y:

Pablo, el del labrador: - Hola
Andre (me hago la desinteresada): - Ah! Sí, hola. ¿Cómo estás tanto tiempo?
Pablo, el del labrador: - Bien, ¿vos?
Andre:- (con tonito de mejor imposible) Muy bien.
Pablo, el del labrador: ¡Qué raro vos por acá un martes! Porque creo que nunca te vi un martes … a ver dejame pensar ……. Mmmm este es el sonido que hago mientras pienso y como estoy pensando mmmmmm …… y no, nunca te vi acá un martes.
Andre: (sonríe, mientras piensa qué boludo simpático) – Ahá. Yo creo que nunca me viste un martes porque no vengo los martes. Los martes voy a la psicóloga, pero hoy me canceló la sesión. Así que calculo que será sólo por hoy …. Como la película, ¿la viste? (ni siquiera terminé de decir lo que estaba diciendo y ya me arrepentí….. puedo ser tan pelotuda, eh?)
Pablo, el del labrador: - No, no la ví, ¿vos?
Andre (me pongo colorada) : - Eh … no, yo tampoco. Ni siquiera creo que sea buena, ni masomenos, ni respetable, ni que merezca la pena ser vista, ni nada (ante la pregunta pero puedo ser tan pelotuda que me hice hace un rato la respuesta es no, pueeo ser aún más pelotuda)
Pablo, el del labrador: - ¡Te pusiste colorada!
Andre: - Ay!? Sí? No me di ni cuenta….. (pero pedazo de pelotudo estás en salita de tres que me tenés que señalar con el dedo porque ‘me puse colorada, eh?’)
Pablo, el del labrador: - Me gustan las chicas que se ponen coloradas…. No sé provocan ternura mínimo. Y algunas otras cosas más también.
Andre:- Ay! esteeeeee….
Pablo, el del labrador: - Sí, esteeeee ….. perdoná lo del otro sábado pero es que me descompuse … y esteeeee bueno estaba pensando que para subsanar mi desconsideración y ya que ni yo ni vos vimos “Sólo por hoy” qué te parece si vamos al cine, eh? ….. No digo ver esa película, otra. Es más hasta te la dejo elegir y todo.
Andre:- (me hago la boluda otra vez) Ah, sí lo del otro sábado…. Ya ni me acordaba. Todo bien cosas que pasan, digo eso de que la gente se descompone y esas cosas (me pongo colorada otra vez mientras pienso que bueno hagamos como que te creo) …. Bueno dale, vamos al cine ….. pero ¿cuándo?
Pablo, el del labrador: - mmmmmm no sé. ¿Mañana podés?
Andre:- (sí que puedo, pero digamos que no …. Así me hago un poquito la difícil, pero un poquito nomás) Mañana no, pero ¿el jueves? ¿Te parece el jueves a las 7.30 en Recoleta?
Pablo, el del labrador: - Me parece. Ahora pasame tu celular por las dudas viste…
Andre: -15-6789-1234
Pablo, el del labrador: (saca el celular) - Listo lo agendé.
Andre:- Bueno, listo entonces. Tomasita y yo nos vamos. ¡Chau!
Pablo, el del labrador:- Chau, Andre …. Nos vemos

Me fui con Tomasita antes de llegar a casa llega un mensajito decía: Este es el mío. Agendalo. Pablo. Ah! Y en mi casa nos saludamos con un beso cuando nos despedimos.
Calculo que me habré puesto colorada otra vez mientras lo leía.

lunes, 19 de octubre de 2009

Art Attack

Hay un momento en que una se cree que la puede con eso del bricolage. Que debe ser una pelotudez, digo si en la tele lo hacen, debe ser fácil. Y además rápido porque en la tele todo es rápido.
Yo no sé si este sentimiento (de “poder” o mejor de insalubridad mental) es producto de la cantidad de horas expuesta a la radiación emitida por Utilísima Satelital que mira Madre o quizá sea el resultado de la contemplación del mismo programa, sólo que conducido por patricia Miccio, que llevábamos adelante mi hermana y yo mientras esperábamos que empezaran los Pitufos y comíamos ensalada de pepino o ají morrón que hizo algo para que mi inconciente me diga: “Dale Andre, dale que vos podés”.
Lo único que sé es que me pude convertir en basurera profesional. Mueble viejo que aparece, mueble viejo que meto en casa con la loca idea de la restauración. Así tengo un placard, un aparador, un coso para poner la tele y no sé qué más en vías de restauración. La cosa es que no puedo restaurar nada….. digo ¿en qué momento se me ocurrió que yo podía restaurar ago, eh? Yo, Andre. Yo que nunca me llevé una materia excepto Dibujo en tercero y Artes Plásticas en quinto. ¡Zeus! ¡Cómo se me cruzó por la cabeza! Yo que soy miembro honoraria del Club de los MPM (Malos para las manualidades)
Igual no pierdo las esperanzas y cada tanto me agarra uno de estos ataques de la vida es un bricolage y paso por la ferretería y compro lija y agua rás; y después voy a la pinturería y pido pintura de color naranja. Y le pregunto a los señores que atienden esos negocios que cómo hago. Entonces los tipos me explican y yo pongo cara de “te estoy prestando atención” mientras pienso en cualquier otra cosa. Pero eso sí, me voy feliz con mis bolsitas a mi casa.
Entonces llega el sábado o el domingo y una vez que terminé de hacer todo, me digo: “Bueno Andre, podrías empezar con el mueblecito ese para la tele que es chiquito”. Sí, empezar siempre puedo. De hecho hace tres meses que me la paso empezando y lo único que logré fue despintar un octavo de la puerta del mueblecito de la tele mientras le grito a Tomasita para que no se coma los pinceles y que deje las espatulitas ahí.

viernes, 16 de octubre de 2009

No tendré marido, ni novio, ni concu peeeero ….

Entonces yo juro que intento educarla a la cudrúpeda, te lo juro. Trato de que tenga buenos modales, de que no sea excesivamente hinchapelotas, de que aprenda a quedarse afuera, de que no muerda ni sea mala con los nenes ni con los otros perros, de que no le reviente la varice a mi abuela, de que no mate de amor al felino, de que no use mi mano o mi pantalón o mi ropa o mis zapatos o mis muebles o lo que sea de mordillo, de que haga pis y caca en el patio ….. pero bueno todo no se puede. Hay algo que no puedo enseñarle. No me sale, me da cosa, qué sé yo. Es que el animal me puede, no sé.
La cosa es más o menos así. Yo me voy de casa tempranito a cumplir mi horario laboral más que ordinario, un clásico de 9 a 18, y después me quedo por ahí haciendo cualquier cosa, no importa qué. Pero es casi seguro que antes de las 10 de la noche no vuelvo.
Ni bien escucha el ruido de la llave en la cerradura Tomasita empieza a ladrar como loca. Yo me apuro y le abro la puerta del patio. Ahí viene la parte de la fiesta/ dejate de hincharmelosovarios no ves que me lastimás, carajo! Y eso. La acaricio un rato y me pongo el pijama. Preparo la comida para los tres: Mugre, ella y yo. Miro alguna que otra pelotudez o me entretengo con vaya uno a saber qué y se hacen tipo la 1 y nos vamos a dormir. Ella salta a la cama y ya no puedo (ni quiero, seamos sinceras) deshacerme de la can. Entonces la voy corriendo a los pies. Porque bueno una es buena pero no boluda, claro. Una cosa es que des una mano y otra que te tomen el brazo entero. Le acomodo su frazadita a los pies de la parte inutilizada del sommier de dos plazas al pedo porque yo duermo en posición fetal, y nos dormimos.
Al día siguiente a eso de las 6.30 cuando el sol empieza a entrar por la ventana, que no baja del todo porque se trabó y todavía no encontré caballero para hacerme la damisela en apuros, me doy vuelta entreabro un poco los ojos y me encuentro con un hocico que está usurpando mi almohada:

Andre:- ¡Tomasita! ¡Qué hacés acá! ¿No te dije que te quedaras allá abajo, eh? ¿Y qué es esto? ¡Por Zeus! ¡Me estás abrazando! ¡A bra zan do! ¡Sacá la pata de mi cuello, querés! Ay, querida! Cuándo vas a aprender eso de que si hay miseria que no se note!!!! Qué no se note!!!

miércoles, 14 de octubre de 2009

Cuestión de género

El sábado pasado me dirigí a la plaza para ver si estaba el sujeto con labrador, alias Pablo. Decidí sacarme la joggineta y ponerme un jean y una remerita un poco más decente. Obvio que tacos no me puse porque vamos…. Una que no sé caminar bien con ellos y menos en el pasto y otra que … ¡Iba a una plaza! Y como que no da. Sin embargo me acomodé un poco los rulos. Sólo un poco porque había humedad y bueno ya sabemos lo que pasa con el cabello femenino y la humedad. Y para rematar me puse un poquitín de perfume, sólo un touch porque bueno otra vez ¡iba a una plaza, por Zeus!.
De todas maneras puse más énfasis en la preparación de la cuadrúpeda. Antes de salir la bañé y la peiné. Le lavé el collar fucsia y le compré otra correa porque la de Firulais que RIP era azul y yo quería dejar bien en claro que se trataba de una perra con A, de género femenino.
A eso de las 6.30 Tomasita y yo llegamos al lugar. Como que a las 6 en punto no daba porque somos las nenas de esta historia y entonces nos tenemos que hacer esperar y toda esa sarta de lugares comunes en los que caemos en este tipo de situaciones. Miré para un lado y nada, miré para otro y nada y miré para otro más y nada otra vez. Ahí me percaté de que no tenía mis lentecitos rojos puestos porque me quería hacer más la linda que la intelectual …. Pero que en realidad eso representaba más que una razón suficiente… ¡ para no ver nada! “3,75 de miopía no son poca cosa”, pensé mientras me percataba de que no había traído nada más que las llaves y $2 por si a alguien se le ocurría robarme.
Bué, la cosa fue que esperé y esperé. Di como 54 vueltas al perro o mejor a la plaza con la can y nada. Pablo nunca jamás apareció. Ni Pablo ni el sujeto con labrador ni el labrador ni nada.
Algo decepcionada concluí otra vez que a más expectativa más posibilidad de cagarla. Así que agarré a la cuadrúpeda la llevé para casa y decidí que había que curarle su primera pena de amor. Entonces le dije algo así como:

Andre:- Bueno es hora de que vayas sabiendo que los tipos son todos iguales. No es una cosa de especie sino más bien de género.
Tomasita sólo me escuchaba sentada y movía un poco la cola.
Andre:- Pero no te preocupes que yo tengo el remedio justo para esto.

Entonces pasé por casa y agarré un poco más de plata. Terminamos en el super. Dejé a Tomasita atada en la puerta a los gritos pelados. Con mucho esfuerzo logré interponerme a su llanto. Entré al local agarré un pote de helado de dulce de leche, un chocolate, una bolsa de un kilo de pedigree para cachorros y una bandejita de hígado. Llegamos a casa. Nos internamos en el living. Prendí la tele para una maratón non stop de películas boludas pero con final feliz. Me senté en el sillón pote, cuchara y choco en mano. A los pies estaba Tomasita con su enormidad de hígado y unos cuantos puñados del amarronado alimento.

viernes, 9 de octubre de 2009

Cooking Time

Y sí ayer a la noche me tocaba cocinar. Porque todo bien con eso de llenar la heladera de imancitos para pedir comida y todo eso. Pero el exceso de delivery puede ser nocivo para la salud. Salud física, mental, estomacal, gustativa. Porque llega un momento en que todo el delivery, pidas lo que pidas desde empanadas hasta comida china pasando por asado, pastas, parripollo o whatever, empieza a tener el mismo gusto. Sí, gusto a comprado. A comida comprada, nada más lejos de la home made food. Y entonces llega ese instante en que necesitás comer algo hecho “con amor” o bueno, no por dinero al menos.
Igual dentro de todo con la cocina, siempre que no sea por obligación, yo me llevo bastante bien. Hasta hago catarsis y todo. Así que llegué ayer a casa, puse música bien alta, me vestí con esa ropa con la que de ninguna manera salís a la calle (bueno yo por ejemplo a sacar la basura, en una de ésas sí salgo así. Para qué mentirnos) y me dispuse a jugar a Doña Petrona, o Maru Botana (si sos demasiado joven y no sabés quién era Petrona).
Abrí la heladera y encontré tapas de tarta. Vi los huevos. Me acordé que tenía cebolla y queso. Fresco, semi duro, untable … si hay algo que no faltará en mi casa eso es el queso. Listo, no tenía nada más que pensar. La cosa estaba resuelta. Comería tarta de cebolla y queso.
Empecé con el picado de la cebolla, siempre con anteojos para llorar menos, claro. En breve probaré con antiparras, en una de ésas no llorás nada con antiparras. Tomasita como de costumbre perseguía al felino para atraparlo. El felino corría por todos lados y se trepaba donde podía. Y yo cuchillo en mano y a los gritos pelados:

Andre:- Mugre (el nombre del gato) ¡Bajate de ahí, querés! ¡Salí de acá no ves que estoy cocinando, eh?! Rajá!
Tomasita! Dejalo en paz! Pobrecito!

En eso la perra se tranquilizó un poco y se sentó al lado mío. Yo respiré. Y seguí abocada a la tarea del picado de la turra de la cebolla que me hacía lagrimear. Prendí el fuego, puse la sartén y empecé a echar la cebolla. Haciendo gala de mi torpeza unos pedacitos se me cayeron al piso, la cuadrúpeda se acercó a ellos y los olió. Mientras yo pensaba “bueno no se va a comer esto, es cebolla”, ella muy campante abrió su bocota y engullió la cebolla que encima estaba cruda.

Andre:- Ah, no! Pero ¿qué hacés? Cualquiera que te ve pensaría que no te doy de comer. Y eso que te compro de todo…. Que balanceado, que hígado, que arroz, que carne picada …. ¡Muerta de hambre! ¡Eso que parecés una muerta de hambre!
Ahora eso sí, te digo una cosita… yo no seré la femineidad que camina …. Pero ni se te ocurra darle un beso a un perro ahora, querida!

miércoles, 7 de octubre de 2009

Pero .... si te queda diviiiiiiiiiiiiino!

Hay un momento que es ineludible en toda vida de solterita que se precie de tal. Aunque bueno, pensándolo bien no es sólo característica de esta especie la “feminus solterus” sino creo que más bien le pasa a todo el mundo. O al menos también me pasaba a mi cuando vivía en casa de Madre y Padre.
Sí, no estoy hablando de otra cosa que el exacto instante en el que te quedaste sin ropa limpia (o sin ropa planchada en algunos otros casos que claramente no son el mío porque yo NO TE PLANCHO) y entonces no tenés otra que recurrir a lo último “ponible” que existe en tu placard. Sí, estoy hablando de la remerita esa que una sabe que le queda para el orto, pero que bueno es “la única prenda relativamente decente en condiciones de ser vestida”.
Entonces una va y se la pone, en mi caso se trata de una remerita blanca que me queda un poco corta y algo más ajustada que el resto de las prendas que viven en mi ropero, o bueno en las cajas y los bolsos porque armario aún no hay. Así que hoy a la mañana me levanto y descubro que la remera roja que anoche estando en la cama seleccioné mentalmente para ponerme hoy, no sabía en dónde carajo había quedado. Agarré y revolví las cajas y no encontré nada. En eso me doy vuelta y vi las bolsas de ropa sucia entonces entendí todo. No había remera limpia alguna, tendría que usar la blanca. No lo pensé dos veces, porque claro era tarde y no tenía más tiempo. Me la puse y salí.
Ya en el 45 empecé con eso del tironeo hacia abajo de la prenda. No es que me quede de top ni nada, pero yo siento como que le faltara un cacho de tela entonces si me agarro del caño de arriba del bondi me entra la fresca en la panza, cosa que tampoco está buena porque inmediatamente me dan ganas de hacer un pis.
Me bajo del bondi y me miro en cuanta vidriera haya para chequear mi nivel de panza. Igual, sé que me hago trampa. A la mañana temprano la gente casi no tiene panza, o al menos tiene menos. Es un cuestión, física nada más. Casi no comiste nada en unas 10 horas …. Claro que vas a tener menos panza!
Llego a la oficina y me siento un poco incómoda, no te digo un matambre porque el rubro embutidos no es el mío sino el de otra compañera, pero como que me veo andando por ese camino:

Matambre:- Ay! pero qué linda remera….
Andre:- (Tironeando para abajo) Te parece? No sé a mi no me convence…..
Matambre: - Sí, es linda. Aparte a vos el blanco te queda bien
Andre:- (Ja! ¿Será porque combina tanto con mi piel de muerta que ni se nota dónde el límite que separa mi cuerpo de la maldita prenda?) Ay no sé, no sé. Quizá tendría que estar un poco más bronceada.
Matambre: - No, nena! Si te queda diviiiiiina!
Andre (Pongo cara de “qué estupidez estás diciendo!!”): - No sé, no sé …. Es como que no me siento del todo cómoda. Pero lo único que tenía limpio hoy a la mañana así que bueno, no tuve mucha posibilidad de elegir que digamos.
Matambre:- No, te queda diviiiiiino. Ya te lo dije. Aparte realza tus curvas.
Andre:- (Esto es too much, too much) Esteeee bueno, Gracias? Tengo que subir. No sabés la de trabajo que tengo!

Le dije eso y huí bajándome la remera para que me llegue hasta las rodillas mínimo. Yo ya sé que esto me queda para el orto y que encima me está por venir entonces tengo “retención de líquidos” es decir “más panza” (y les juro chicos que esto no es excusa sino verdad) … y encima me tengo que aguantar que Matambre me ofrezca algo así como una membresía especial para que me una a su club! Yo no sé si pueda con esto. Al mediodía me voy de shopping. Me o merezco. Say no more.

lunes, 5 de octubre de 2009

¿Venís siempre a esta plaza?

La can me condujo como el viento hacia el sujeto con el labrador. El sujeto parecía lindo. Relativamente alto, un 1,80 y pico ponele, morocho, ojitos un poco claros, contextura normal, algunos rulitos, qué sé yo. Vestía un jean, zapatillas y remera roja. Siempre me gustaron los pibes de remera. Soy chica de remeras definitivamente. Las camisas hay que plancharlas y yo no tengo plancha y es el último electrodoméstico que me pienso comprar. Antes están la minipimer, la licuadora, la tostadora, microondas, panificadora, aspiradora, multiprocesadora, y todos aquellos que todavía no sé que me faltan pero que es obvio que se necesitan muchísimo más que una plancha.
Me paré cerca del sujeto y le saqué la correa a Tomasita. Ella corrió hacia el labrador que la triplica o cuadriplica en tamaño y empezó a perseguirlo como persigue a mi felino. Es decir como Pepe L’Amour a la gata negra, hasta que logra atraparlo y lo abrazarlo, sí ella curte la onda “amores que matan” con mi gato. “Bueno, no es exactamente lo que le dije” – pensé. “Mmmmm después de todo cada mujer tiene su estilo. Quizá el de ella sea el ‘acechadora’ Dejémosla ser. No es un estilo con el que comulgue particularmente, pero en fin si da resultado no me opongo”
Ante tamaña expresión de afecto de mi cuadrúpeda hacia el labrador, el sujeto de ojitos un poco claros se me acercó:

Sujeto con labrador:- ¿Pero tu perra siempre es así?
Andre:- ¿Así cómo?
Sujeto con labrador:- Así de afectuosa….
Andre:- Ay! se ve que sí, pero sólo con los perros que le caen bien.
Sujeto con labrador: - ¡Pero qué ternura! Se ve que es verdad eso que dicen de que los perros se parecen a los amos.
Andre:- Ayyyy! (Suspiro mientras hacía caidita de ojos cual damisela en apuros) ¿Vos decís? Para mi ella es un poco …. Cómo decirlo ….. ¿un poco demasiado muy demostrativa?
Sujeto con labrador:- Nahhhh! Está bien. Está bueno que de vez en cuando ustedes también demuestren …..
Andre:- Cri cri cri
Sujeto con labrador: - Bueno, me tengo que ir. ¡Gutiérrez! ¡Gutiérrez! ¿Entonces cuál era el nombre?
Andre:- (Ay! cómo me gustan los perros que tienen apellidos por nombres!) Andre.
Sujeto con labrador: - Ah! Mirá vos qué nombre le fuiste a poner a la perra
Andre:- (Roja, roja, roja) Esteeeee, no. Andre, soy yo. Ella es Tomasita.
Sujeto con labrador:- Jajajajajjaja. Ya lo suponía. Sólo chequeaba. ¡Qué ternura que me dan las chicas que se sonrojan!
Andre:- (Más roja todavía) Esteeeeee
Sujeto con labrador:- Bueno yo soy Pablo. Pero me tengo que ir. ¿Venís siempre a esta plaza, vos? Yo vengo los fines de semana tipo 6, 7… ¡Ojalá nos volvamos a cruzar Srta Roja!- Le puso la correa a Gutiérrez y se fue…..
Andre:- (Aún más roja) Síiiiiiiii, ojalá.

viernes, 2 de octubre de 2009

Igualitas

¡Chan! ¡Qué momento! El cruce de miradas siempre es como mínimo, raro. Yo enseguida me pongo nerviosa y empiezo a actuar como una infradotada. No sé bien cómo comportarme, no sé bien qué hacer, no sé bien cómo moverme, no sé bien cómo nada. Yo me taro y me estupidizo. Y si tenía la suerte de estar caminando derecha así “como si sintieras un hilito que te tira de los hombros”como dijo alguna vez alguna Boluda Total, no sé me transformo en un simio …. O en no sé qué. Me pongo colorada, una torpeza aún mayor de la que me caracteriza usualmente se apodera de mi pobre cuerpecito y lo controla, todo. Convirtiéndome en …. Bueno, en eso que soy.

Andre:- Siempre me gustaron los labradores, le dije a Tomasita ….. A ver si te copás y me llevás elegantemente para el árbol de allá, ese en el que está el perro blanco, ¿ves?- Seguí y le señalé “disimuladamente” con el dedo.

Sí, a esta altura de mi existencia en solitario y ante la necesidad de hablar con algún ser animado yo creo que la perra me escucha. Así como hay gente que le habla a las plantas “para que crezcan más sanas y fuertes” (eh? Pero estamos todos locos?) Yo estoy segura de que la cuadrúpeda además de oírme me entiende. Después de todo las dos somos mujeres, bueno señoritas, bueno nenitas incapaces de controlar el propio cuerpo.

Andre:- Bueno, Tomasita, te voy a explicar un par de cosas, El mundo de los humanos funciona así más o menos como el de los perros. De hecho a algunas mujeres humanas se les dice “perras” y todo. Claramente no es mi caso, porque carezco del manejo del cuerpo necesario para tal mote.

(Normalmente vendría una respuesta o acotación o algo, pero esto es como un monólogo. Es decir una cosa es creer que el animal me escucha y entiende otra muy diferente es pretender que me conteste…. )

Ya sé que vos no tenés mucha experiencia porque claro sólo tenés 3 ó 4 meses. Pero bueno la cosa es más o menos así…. Las féminas, que venimos a ser nosotras aunque no sepamos bien cómo mierda se hace este trabajo, nos “mostramos” delante de los tipos … o machos, bueno en tu caso. Entonces una se pasea, pasa, se hace la boluda adelante del tipo hasta lograr que la mire e inicie una conversación o algo así. Si esto no funciona, bueno siempre le podés preguntar la hora, hablar del clima (aunque te lo desaconsejo a menos que sea una charla en un ascensor), o no sé pisarlo para llamarle la atención… entendiste?

Entonces me miró y movió la cola. Tomó envión y salió corriendo hacia el árbol señalado. Yo sostenía la correa azul que heredó del pobre Firulais que RIP y corría como Forrest Gump atrás de ella. Evidentemente la parte de “elegantemente” que acompañaba al “llevame” no la había entendido del todo bien.